Errores frecuentes de los profesionales sanitarios en redes sociales
Todavía son muchos los profesionales y clínicas y centros sanitarios que prefieren mantenerse alejados de las redes sociales por los riesgos potenciales de su uso. El tener que ofrecer una imagen pública impecable, la necesidad de mantener las redes sociales y sus páginas webs con información médica absolutamente rigurosa, así como el cumplimiento de los requisitos que debe cumplir cualquier publicidad sobre servicios sanitarios suponen una presión añadida. Sin embargo, todas ellas son dificultades fácilmente salvables con el establecimiento de una estrategia de comunicación adecuada.
Errores más frecuentes de profesionales y centros sanitarios en redes sociales
Obviar la naturaleza viral de las redes sociales. Cualquier error o equivocación, por pequeña que sea, pude hacerse viral e imposible de borrar. Aunque un contenido o un comentario equivocado pueden eliminarse, puede ser ya demasiado tarde, puede haberse transmitido ya, por ejemplo, a través de capturas de pantalla…
Transgredir la privacidad de los pacientes. Cada vez más el público de las redes sociales demanda transparencia, cercanía, realidad.. Y eso puede llevar a transgredir la privacidad de los pacientes. Aunque pueda parecer que no, se trata de uno de los errores más frecuentes en el uso de las redes sociales por parte de los profesionales o centros sanitarios. Y, en concreto, la publicación de imágenes en las que el paciente pueda identificarse y para cuya publicación no ha facilitado su permiso.
En un estudio de 271 blogs de salud escritos por médicos o profesionales de enfermería, 45 (16,6%) ofrecían información suficiente a los pacientes para identificar a sus médicos o a sí mismos. Tres de los blogs mostraban imágenes reconocibles de los pacientes. Pero la publicación de imágenes no es el único error en este sentido, los pacientes pueden verse identificados al contar que se trata de un accidente inusual, una enfermedad infrecuente…
Lo recomendable es no referirse a pacientes concretos, eliminar nombre y edad, lugar de residencia, nombre del hospital en el que es tratado, circunstancias o detalles personales, así como cualquier dato identificativo que puedan aparecer en la piel, en el caso de usar fotografías.
Si se desea identificar al paciente para publicidad u otros fines, se necesita su consentimiento firmado por escrito. El documento de consentimiento debe especificar el objetivo de la identificación, quién recibe la autorización y cuándo, información sobre el derecho del paciente a revocar la autorización y la firma del paciente.
Aceptar pacientes en los perfiles sociales personales. Se trata de un tema que genera dudas frecuentes: ¿debo aceptar a mis pacientes en mis redes sociales personales? Lo mejor es que no. Lo recomendable es contar con perfiles/páginas de carácter profesional a los que puedan dirigirse los pacientes o potenciales pacientes, ya que está demostrado que la relación positiva con el profesional sanitario, mejora el cumplimiento del tratamiento e incluso favorece la curación. En esas páginas es importante dejar claro que no se ofrecen consejos particulares de salud, ya que ello facilita el incumplimiento de políticas de atención sanitaria y de la privacidad del paciente.
Ofrecer consejos específicos para un determinado paciente. Es frecuente que los pacientes terminen preguntando por su enfermedad, por su tratamiento a través de las redes sociales cada vez que un profesional sanitario plantea una cuestión aunque lo haga de forma genérica. Lo adecuado es responderlas indicando a la persona que su caso tiene que ser valorado de forma particular en consulta para darle una respuesta adecuada, incluso recordándole que responderle a cuestiones personales puede suponer transgredir su privacidad.
Además, es posible que la respuesta pueda terminar como prueba legal si el paciente considera que el consejo le ha causado daño.
Es muy recomendable que en las redes sociales que se empleen y en la página web se ofrezca información sobre cómo se gestionan las consultas públicas sobre cuestiones personales.
Ser contundentes y dar opiniones sobre temas alejados del ámbito competencial. Cada segundo las redes sociales se llenan de debates y opiniones de cualquier asunto: política, raza, religión, salud, educación, deporte… En los perfiles profesionales no es recomendable tartar cualquier tema y menos aún hacerlo con rotundidad; guardarse las animadversiones para uno mismo suele ser efectivo.
En aquellos caso en los que el profesional sanitario o el centro sanitario recibe una crítica o un comentario ofensivo personal, lo mejor es no responder de forma inmediata; lo ideal es esperar un rato, valorar posibles respuestas, revisarlas con algún compañero, pero siempre hacerlo con calma y de forma educada. .
No dejar claros los posibles conflictos de interés. A través de sus webs, blogs y redes sociales, algunos profesionales sanitarios recomiendan productos concretos sin declarar sus conflictos de interés. Los colegios de médicos consideran que esto es un problema. Al escribir sobre un producto o una técnica, «los médicos deben revelar los conflictos de interés y ser honestos sobre sus acreditaciones como médIco», según la Federation of State Medical Boards. La Federal Trade Commission también obliga a declarar las relaciones materiales entre los anunciantes y los patrocinadores, que pueden ser remuneración económica en dinero o especie (productos gratis).
Falta de equilibrio en los que se publica: cantidad y calidad . Centrar el contenido de las redes sociales en el quehacer diario, resaltar constantemente los logros propios… o no actualizar de forma relativamente periódica, puede dar una imagen negativa. Compartir y comentar, darle movimiento a las redes sociales de forma equilibrada es la mejor forma de que estas reporten beneficios.
Los perfiles sociales y las páginas webs son recursos calves para los pacientes que realizan búsquedas. Los perfiles profesionales obsoletos suelen dar la impresión de que el profesional o la clínica están desfasados, no son de confianza. También es importante que todas las plataformas que se estén trabajando usen la misma imagen de marca y la información sea similar para evitar contradicciones.
No se trata de estar publicando constantemente. Si los seguidores reciben demasiados contenidos pueden comenzar a ignorarlos. De forma general la frecuencia recomendada varía entre una publicación al día o entre 3 y 4 publicaciones semanales en redes sociales.
La máxima menos cantidad y más calidad suele generar un impacto positivo en los pacientes o potenciales pacientes.